miércoles, 15 de junio de 2011

Número 2 - La voz del trabajador: Manuel Granero



En este número invitamos a la voz del trabajador a Manuel Granero Bermejo, algunos lo conoceréis ya que durante muchos años ha estado rondando por la refinería de Tarragona. Ahora con 60 años y recién prejubilado inicia una nueva etapa de su vida.

Buenos días Manolo. Sesenta años recién cumplidos, prejubilado, en plena forma, con todo el tiempo del mundo para dedicarte a tus quehaceres ¿se puede pedir más?

A nivel personal creo que lo he conseguido casi todo, siempre te queda ese casi.

Y ahora ¿a qué dedicas el tiempo? ¿No estarás jugando a la petanca…?

Pues la verdad es que la petanca no ha sido un deporte que me haya atraído demasiado, pero vamos, hago el mismo que antes, caminatas, yendo en bicicleta… digamos que la mañana es para deportes varios y la tarde para los quehaceres familiares: pasear con la familia, dedicar un tiempo con la nieta y, en fin, con mis amistades.

¿Cómo vas de sueño ahora que el gallo no canta a las 5?

La verdad es que el sueño a estas edades es un poco deficitario, por así decirlo. En un principio duermo mejor por el simple hecho de que ya no tengo la preocupación de si sonará el despertador o no, si fallaré al compañero o no. Ha mejorado.

Has estado por aquí gran tiempo ¿qué echas de menos de la fábrica?

Pues quizás lo que echo de menos, aunque mosquee un poco a la jefatura, son aquellas reuniones entre compañeros.

¿Qué echaste en falta en ella?

El que la gente no solucionara los problemas de manera distinta. Las quejas en fumaderos y casetas que no van más allá no llevan a ninguna parte. Los problemas se resuelven en grupo.

Si pudieras guardar en el baúl de los recuerdos un instante de tu trayectoria ¿con qué momento te quedarías?

Hay varios momentos. Uno es cuando asciendes en tu puesto de trabajo y además te lo reconocen. Y otro es cuando los jóvenes que han ido entrando te dan su agradecimiento por la transmisión de conocimientos. Me ha alegrado muchísimo que muchos lo hayan podido aprovechar.

Me hubiera gustado colaborar más pero, evidentemente, cuando estás cubriendo de un lado a otro cuesta más. Ese es quizás el momento más bonito de mi vida laboral.

Háblanos un poco de tu vida sindical.

Pues en mi vida sindical hubo una cosa que me marcó de por vida. Yo inicié mi vida laboral a los 14 años, y en aquella empresa había un señor, que no sé de qué sindicato era, que estaba como apartado por la empresa. En aquella época se cobraba salario base y después todo eran pluses: por estar a destajo, etc. Pues aquel señor por el hecho de ser sindicalista lo tenían apartado. A mí me gustaba acercarme y él me explicaba como si fuera mi padre, y aquello me dejó marcado.

Cuando ya tuve oportunidad me afilié en el sindicato más combativo, que en aquellos momentos era Comisiones, pero a lo largo de los años me han ido desilusionando, no el sindicato en sí, sino personas que han estado y se han apoltronado, y con el hecho de firmar siempre nos han quitado derechos.

Me hubiese gustado prejubilarme estando en Comisiones, pero viendo que hay un sindicato, que es STR, que está siendo mucho más combativo y que se preocupa por los compañeros, tomé la decisión de cambiarme.

Pero ¿realmente puede haber un cambio?

Si nos lo proponemos sí. Pero somos nosotros los que debemos transmitir esa energía que gastamos en conversaciones de fumaderos y casetas, en apoyar a los que están adelante.

Por último Manolo, y para finalizar, este Junio entrarán nuevos operadores, ¿qué le dirías a un compañero o compañera de veinte años que acaban de entrar?

Lo primero que le diría al chaval es que aprendiera bien su puesto de trabajo, porque de él depende que haya seguridad en la fábrica, no hay que olvidar que aquí está nuestro trabajo, nuestro porvenir. Y lo segundo es que se tienen que concienciar que empiezan de cero y para conseguir algo conviene afiliarse, buscar quien trasmita bien las cosas, quien esté luchando, transmitirle su apoyo en definitiva.

Cicerón


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