miércoles, 15 de junio de 2011

Número 2 - Opinión: El ser impecable

El ser impecable


Mientras más baja y vil se transforme la humanidad, será señal de una masa crítica que prepara el estallido social. El nivel, de vileza, bajeza, hipocresía, mentira y corrupción está llegando al paroxismo, toda esta civilización podrida y sus animales de rebaño cargando su propia perdición, son señal de la noche de las eras, una época oscura de infamia, la zombificación del rebaño se ejerce a través del comercio de ideologías, filosofías y religiones impuestas, para el humano robot-zombi que mueve la inmunda máquina que domina este mundo en decadencia.

Por eso es imprescindible, que donde mandan los viles, estar orgullosos de ser honestos e impecables desde el pensamiento, desde el sentimiento y la acción. Decir siempre lo que sabemos que es verdad, actuar siempre limpio con uno mismo, sin engendrar absurdas culpas, estar orgullosos de lo que somos, estar orgullosos por lo que consideramos verdad. Aquellos defienden y luchan hasta la muerte por la verdad, la honestidad, la transparencia y la justicia. Esta es la certeza de los valientes, la impecabilidad que trasciende el lenguaje y que es el camino del verdadero guerrero.

Solo siendo impecables en nuestros actos, transparentes y moralmente nítidos (el que nada hace nada teme, como dice el dicho popular) solo siendo incorruptibles como cristales, siendo tal como nos nace, reales, sólo siendo espontáneos como niños, sin trabas psicológicas ni obstáculos mentales, sin la necesidad débil psicológica de seguir al rebaño de las creencias impuestas, siendo creativos, siendo innovadores, solo así estamos militando en la lucha contra la inmundicia.

El que dice la verdad lo llaman "loco", es una amenaza para la hipócrita desvergüenza que corroe los espíritus de los mentirosos y corruptos del sistema. Sin embargo, a quien le llamen "loco" debe ser por algo, porque los "locos" están más cerca de mostrar las cosas tal como son, no muestran máscaras, se muestran a sí mismos como son. Mientras que los amos de la razón y de la lógica, los presuntuosos dogmatizados, ellos sí son enfermos mentales, los hipócritas que se creen tener la verdad con sus mentirosos dogmas, y que se consideran cuerdos, poseedores de una verdad, estos enfermos, haciendo perfiles psicológicos de gente que ni conoce, defendiendo a otros más enfermos mentales con sus dogmas nefastos, herramientas ideológicas de la perdición, supuestamente deciden y definen qué es lo correcto y que no lo es, estos son los verdaderos enfermos mentales. Estos engendros producto del sistema de la ruina, representantes de la estupidez y de la ignorancia, infectando a un mundo hacia el total derrumbe… todavía tienen fe en sus dogmas, en sus sistemas de creencias, y dan explicaciones egocéntricas-ideológicas por pura debilidad y miedo, ellos prostituyen a la verdad y la venden al mejor postor con sus falsas visiones…. ¡Malditos traidores! se creen cuerdos, se creen baluartes de la razón, pero por cada mentira de inmundicia tendrán su rebote de ignorancia, cada palabra que se escriba en nombre de la ignorancia será su propia perdición. Lo que pierden es su impecabilidad.

Los impecables son superiores a esos débiles morales de la inmundicia, Mientras que el inmundo, al ser representante de la traición, de la falsedad y de la hipocresía, solo produce consecuencias nefastas, no solamente desde sus actos, sino también desde sus pensamientos y bajos sentimientos como la envidia, el odio, y el resentimiento, su misma presencia es pesada porque su espíritu es pestilente, es infecto, sus palabras son como veneno que entran en la mente para matar la decencia y la dignidad, sus actos morales son producto de su egoísmo, del estúpido orgullo megalómano y ególatra, la ruina de su energía psíquica, su arrogancia, su prepotencia, su pretensión, su ignorancia… son agentes de su propia perdición, y contribuyen en la devastación, agentes de la esclavitud mental, del retroceso, de la bajeza, de los que están en lo más bajo de la jerarquía de la impecabilidad..


Anonymus

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