martes, 13 de septiembre de 2011

Número 3 - Editorial

El eterno interino

Este verano de 2011 va a dar para mucho, y es que la resolución del Tribunal Supremo acerca de la nocturnidad promete. Sin duda, esto va a cambiar el rumbo de la negociación del IX Convenio Colectivo de Repsol Petróleo. La empresa ya da síntomas de ceder en el enroque que parecía ser permanente, y esto beneficiará a quienes más lo necesitan, el trabajador.

Pero como siempre, quiero aprovechar este espacio para hablar de temas un poco tabús a nivel general, este mes no me quiero privar de hablar de la situación de los interinos: ya sabéis, esos chavales que rondan por nuestros puestos de trabajo cabizbajos y perdidos, como si no supieran donde están.

Pues bien, aparte de la situación tan pesada que comporta no saber si el mes que viene tendrás contrato o no, si falta mucho para que te hagan fijo, o si aquel trabajo que hiciste no le gustó al jefe, tienen otras muchas más presiones.

Hace años que la empresa ha decidido exprimir al máximo a este colectivo, de una forma muy especial. Por ejemplo, no es raro ver a interinos trabajando a turnos que no han tenido una semana de descanso entera desde hace 2 años, es decir, hay personas que trabajan casi 250 días durante el año. Además, un interino cobra en algunas zonas la mitad que su compañero de caseta o de sección con la misma responsabilidad, la misma carga y horas de trabajo. Muchos dicen que eso se debe a la experiencia aunque para ello no cabe decir más que una palabra: Antigüedad. Para más INRI, en algunas secciones la estancia de interinaje se puede alargar más de tres años, no siendo raro ver interinos que sobrepasan este tiempo de una forma bastante abrumadora. A toda esta ecuación hay que sumarle las desventajas sociales de este colectivo con respecto a un fijo.

Lo más angustioso no es cobrar menos, tener menos derechos, estar expuestos a la lupa las 24 horas del día o no tener vida social. Lo peor de todo es no tener seguridad de ningún tipo, no saber si mañana estarás en Repsol o buscándote la vida en las listas del INEM, no poder meterte en una hipoteca o la letra de un coche por no saber si podrás pagarlo, en fin, vivir con un miedo constante por no conocer cuál será tu futuro.

Por eso, compañero interino, si ves este escrito, que sepas que el hecho de no padecer tu situación no significa que no sepamos cómo te puedes sentir, sólo podemos darte ánimos y decirte que mañana, lo quiera o no lo quiera la Compañía … saldrá el Sol.

Cicerón

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