martes, 13 de septiembre de 2011

Número 3 - Opinión: Y ahora el desarrollo sostenible

Y AHORA EL DESARROLLO SOSTENIBLE


De un tiempo a esta parte estamos asistiendo al desplome de un concepto que, hasta este preciso momento, se consideraba la panacea a todos los males que acucian al mundo: el desarrollo.

Hace poco, más de ciento cuarenta años, nació una gran esperanza para la humanidad, para los oprimidos. Esta esperanza se llamaba socialismo. La historia nos ha demostrado en que ha quedado todo ese ideal.

Hace poco, más de cincuenta años, nació otra esperanza, una esperanza tan grande para “los parias de la tierra”, los pueblos del Tercer Mundo como el socialismo lo había sido para los proletarios de los países occidentales. Esta esperanza era el desarrollo, no se podía rechazar. Para conseguir el fin había que “modernizar” la educación, la medicina, la justicia, la administración, la técnica … pero había un obstáculo que lo impedía: los frenos, los bloqueos de cualquier naturaleza, tan queridos por los economistas que impedían acceder a la competitividad internacional, la hiperglobalización en definitiva, la guerra económica generalizada. La solución es bien conocida por todos, la supresión total de dichas salvaguardas.

Este desarrollo desmedido y sin freno nos ha llevado a la mayor injusticia. Ya en 1998 la riqueza mundial se había multiplicado por seis desde 1950, el ingreso medio de los habitantes de 100 países, entre 174 censados, se encuentra en regresión, y lo mismo pasa con la esperanza de vida. Las tres personas más ricas del mundo tienen una fortuna superior al PIB total de los 48 países más pobres. El patrimonio de los 15 individuos más afortunados del hemisferio norte sobrepasa el PIB de toda el África subsahariana. La fortuna de las 32 personas más ricas del globo sobrepasa el PIB total del sur de Asia. Los bienes de los 84 más ricos sobrepasa el PIB de China en 1.998. Y finalmente, las 225 fortunas más grandes del mundo, equivale a los ingresos del 47% de las personas más pobres del planeta, es decir 2.500 millones de personas.

La quinta parte más rica de la población posee el 86% del PIB mundial contra el 1% de los más pobres.

En estas condiciones, en el Sur no se puede ni siquiera hablar de desarrollo, sino tan solo de ajustes, es decir planes de austeridad, impuestos por el FMI.

La globalización actual nos enseña lo que ha significado el desarrollo y lo que nunca hemos querido ver, “la globalización no es más que el nuevo nombre de la política hegemónica americana”. Pero ese monstruo no es más que una quimera porque está claro que el desarrollo existente solo engendra problemas sociales como los que tenemos actualmente, así como exclusiones, sobrepoblación, etc., en definitiva, pobreza.

Llamamos desarrollo al acceso de una franja ínfima de la población al coche individual y a la casa climatizada. Llamamos desarrollo a la destrucción del medio ambiente, etc …

Hemos despertado del sueño a la cruda realidad y ahora se intenta camuflar con vestidos nuevos como “social”, local”, “sostenible”, lo que simplemente es crecimiento económico.

Pues bien, estamos asistiendo al desplome de este modelo económico, el consumismo desbordado sustentado en el crédito fácil que únicamente nos ha llevado al empobrecimiento. No existe el desarrollo duradero, sostenible o sustentable, no existe un desarrollo económicamente eficaz, ecológicamente sostenible, socialmente equitativo, democrático; el desarrollo económico solo puede llevarse a cabo apoyándose necesariamente en la pobreza; de lo que se trata es de amasar más y más riquezas.

Desarrollo significa destruir radicalmente cualquier vegetación de la zona en cuestión, recubrir el terreno así despejado de cemento, para aparcar coches y si por casualidad queda algún sitio, se consolida con una pared de cemento, se regulan ríos y riachuelos en embalses o bien en canalizaciones, se infectan con pesticidas y se venden luego lo más caro posible a cualquier consumidor urbanizado y embrutecido.

Los Sara, grupo étnico del Chad, estiman que “lo que se encuentra tras tus ojos y que no se puede ver, es el futuro, mientras que el pasado se encuentra delante, ya que es conocido”.

Parece inútil rebatir la lógica de esta representación.

El Pobrecito Hablador.


No hay comentarios:

Publicar un comentario